martes, 14 de abril de 2009

NUEVE MANERAS PARA RECARGAR NUESTRO CEREBRO

CUANDO YA ENTRAMOS DE LLENO EN UN AÑO QUE PROMETE SER COMPLICADO, ESTAS SON ALGUNAS CLAVES PARA POTENCIAR NUESTRAS CAPACIDADES.
por LA TERCERA 10/04/2009 M. Peña y Lillo / M. Olivares / S. Urbina

1. DISTRAERSE, LA CLAVE PARA MEMORIZAR
Si su obsesión es que no logra una buena memoria, distráigase. No es broma. El truco para no olvidar una materia está en colocar atención a cosas relacionadas, pero ligeramente diferentes. Eso facilita el aprendizaje, porque provoca que el cerebro trabaje con más energía para almacenar en forma permanente la información original. En 2007, un equipo de investigadores de la U. de California en Los Angeles (Ucla) pidió a un grupo de estudiantes memorizar un set de 48 pares de palabras.
Después de estudiar la lista, algunos alumnos se sentaron a ver una serie de diapositivas que mostraban material estrechamente relacionado. Fueron precisamente los estudiantes sometidos a la distracción, los que después recordaron mejor el listado original. "La distracción fuerza al cerebro a procesar mejor la información", dice Benjamín Storm, investigador de la Ucla.
"Desordénese" es el consejo que da otro investigador del plantel estadounidense, el experto en memoria y aprendizaje Robert Bjork. En un estudio realizado con sus alumnos demostró que cuando las personas memorizan información al azar son capaces de recordar más datos que cuando lo hacen siguiendo un orden preestablecido.

2. CAFEÍNA SÍ, PERO EN PEQUEÑAS Y FRECUENTES DOSIS
Café o bebidas energizantes sirven para agilizar el cuerpo y agudizar la mente. Lo importante es que los estudios demuestran que en lugar de beber una gran dosis de cafeína en un expreso supercargado, es mejor tomar pequeñas cantidades, como las que contiene una taza de té medianamente cargada.
A lo largo del día, el cerebro se va inundando con adenosina, un químico que ha sido vinculado con fatiga mental. La cafeína bloquea el mecanismo mediante el cual esta sustancia ingresa a las neuronas, contrarrestando su efecto aletargador. Para maximizar el alerta sin causar nerviosismo en la persona, hay que mantener este mecanismo bloqueado con pequeñas y frecuentes dosis.
También se ha observado que agregando una pequeña de dosis de azúcar o consumiendo una galleta se mejora aún más el rendimiento mental.

3. PIENSE POSITIVO Y ENTRENE SU INTELIGENCIA
El convencimiento de que vamos a aprender algo facilita la tarea. Así de sencillo. "Es una cuestión de actitud", dice la sicóloga de la U. de Stanford, Carol Dweck, quien se ha especializado en el estudio del éxito. En su libro Mindset plantea que la inteligencia es un círculo virtuoso: al querer aprender más, se estudia más duro, se desarrollan más conexiones neuronales y eso aumenta la inteligencia.
A partir de investigaciones en escolares, universitarios y ejecutivos, Dweck dice que las personas se dividen entre aquellas que creen que el talento y la inteligencia son algo con lo que se nace y, en el otro extremo, quienes piensan que la inteligencia se entrena y se dedican a ello. Estos últimos son un 40% de la población, mientras que los de mente fija son otro 40%. El 20% restante presenta una mezcla de ambas actitudes.
Sin embargo, entre ejecutivos, deportistas y científicos exitosos, la gran mayoría pertenece al grupo que cree que la inteligencia puede crecer. "No siempre el que parte más inteligente termina siendo el más inteligente", dice Dweck.
En la Universidad de Temple se realizó un estudio sencillo pero decidor. Debido a una diferencia biológica en su desarrollo cerebral, las mujeres obtienen una menor puntuación que los hombres en las pruebas de razonamiento espacial. Pero bastaron 10 semanas de entrenamiento jugando Tetris para que un grupo de mujeres equiparara los logros de sus contendores en este aspecto.

4. EJERCITE EL CUERPO Y EJERCITARÁ LA MENTE
Sabido es que aquellos que practican deportes son más felices gracias a la liberación de endorfinas, químico cerebral que brinda una sensación de bienestar. Pero si la felicidad no es suficiente motivación, debe saber que ejercitarse -físicamente- lo puede hacer más inteligente. Se ha probado que las ratas que corren en la rueda de sus jaulas aumentan el número de neuronas en áreas del cerebro responsables del aprendizaje y la memoria. Estudios en humanos han revelado que el ejercicio mejora la planificación, la organización y la capacidad para realizar varias tareas a la vez.
Esto se debe a que el ejercicio aumenta el flujo de sangre al cerebro, lo que también incrementa la entrega de oxígeno, combustible y nutriente de las neuronas. Además, se ha probado que la actividad física aumenta los niveles de la mielina, una sustancia que fomenta el crecimiento y la comunicación entre las neuronas.
Las prácticas más recomendables para mejorar la capacidad cerebral son las aeróbicas, como el trote o la bicicleta. En 2006, Arthur Kramer, sicólogo de la U. de Illinois, probó en adultos mayores a través de resonancia magnética que la actividad aeróbica estimula la formación de materia blanca y gris. Mientras que otras investigaciones han establecido que los escolares que practican ejercicio obtienen mejores resultados en pruebas cognitivas.

5. VIDEOJUEGOS: NO ES COSA DE NIÑOS
No sólo son una buena manera de pasar el tiempo. Los videojuegos parecen ser uno de los mejores entrenadores para el cerebro en tiempos de decisiones veloces. Diversos estudios han comprobado que aquellos que invierten horas frente a una consola tienen mayor coordinación entre la vista y el movimiento de las manos, mejor capacidad para desarrollar varias tareas al mismo tiempo y más rapidez para procesar información. De hecho, en un estudio de agilidad mental de la Universidad de Rochester se pidió a los participantes que indicaran el número de cuadrados de colores que aparecían en una pantalla durante sólo un quinto de segundo. El resultado fue que los jugadores habituales de videojuegos acertaron un 13% más que los no jugadores. Otra investigación mostró que los cirujanos que jugaban videojuegos al menos una hora a la semana tenían un 33% menos de errores en sus procedimientos quirúrgicos.

6. MEDITAR TAMBIÉN SIRVE
Respiración, imaginación y pronunciar ciertas palabras prolongando su sonido (mantras) son los tres componentes habituales de los ejercicios de meditación.
Una actividad que parece mejorar condiciones como los trastornos de ansiedad, el asma, el insomnio, la diabetes, la depresión, reducir el dolor y bajar la presión arterial elevada.
Los estudios han demostrado que quienes practican meditación con frecuencia registran una actividad más elevada en la corteza prefrontal izquierda, área del cerebro que se relaciona con las emociones positivas, lo que tiene como consecuencia una estimulación del sistema inmune.
También muestran que en áreas de la corteza cerebral asociadas con la atención y las sensaciones se produce un aumento en el número de conexiones nerviosas y de vasos sanguíneos.

7. MÚSICA PARA PENSAR
Si después de un largo paseo por el dial reconoció a Madonna y la volvió a sintonizar, no es casualidad. La corteza auditiva del cerebro analiza muchos aspectos de la música: volumen, tono, ritmo y timbre, por ejemplo. Pero el cerebro percibe más allá de lo que suena. En este caso particular, Madonna es capaz de activar sus centros de recompensa y así reduce el miedo y otras sensaciones negativas, como el estrés, la ansiedad y el insomnio. Pero la música tiene otros beneficios médicos, como bajar la presión sanguínea, calmar a los pacientes con demencia y ayudar a las guaguas prematuras a recuperar peso rápidamente.
Es el estímulo musical el que hace que los músicos tengan la corteza motora, el cerebelo y el cuerpo calloso más grandes que aquellos que no tocan instrumentos. Según un estudio realizado en 90 niños por la Universidad de Hong Kong -la mitad de los cuales estudiaba música-, quienes practicaban un instrumento rindieron mejor en las pruebas de matemáticas y de lenguaje que aquellos que no lo hacían. Además, en todas las pruebas de memoria los músicos son mejor evaluados.

8. LEER CON CALMA
Si desea resultados óptimos, lea los textos con calma. El movimiento del ojo toma su tiempo, al igual que el viaje de la imagen de una palabra desde la retina hasta la corteza visual, donde es procesada. Se estima que la velocidad máxima para una lectura eficiente no supera las 500 palabras por minuto. De hecho, un estudiante de los primeros años de universidad lee en promedio 250 palabras por minuto. "No existe tal cosa como la llamada lectura veloz. No, al menos, si esto incluye comprender lo que se lee", dice Keith Rayner, un sicólogo cognitivo de la U. de Massachusetts-Amherst. Los estudios demuestran que quienes leen rápido responden peor preguntas sobre el texto que quienes leen lentamente. El conocimiento toma su tiempo.

9. ALIMENTOS INTELIGENTES
- ARÁNDANOS Y MORAS: Al ser ricos en antioxidantes, estos berries neutralizan los radicales libres. Estudios en ratas demuestran que su consumo mejora la memoria, las habilidades motoras y reduce el deterioro del equilibrio y la coordinación que se produce con la edad.
- SALMONES Y SARDINAS: Los pescados grasosos, ricos en omega 3, aumentan los niveles de serotonina en el cerebro. Estudios realizados en el Instituto de la Edad Saludable en Chicago demuestran que quienes consumen estos pescados una vez por semana conservan mejor su memoria, ya que se fortalecen en un 40% las membranas de las neuronas, lo que mejora la transmisión nerviosa.
- CHOCOLATE CALIENTE: Una cucharada de cacao tiene dos veces más antioxidantes que una copa de vino tinto, tres veces más que el té verde y cinco veces más que el té negro. Los antioxidantes protegen a las neuronas de los desechos que producen las células.